La madera, noble y resiliente, emerge como protagonista en la reconstrucción de Notre Dame de París, el icónico templo devastado por un incendio en abril de 2019. Tras años de arduo trabajo, la estructura de roble macizo, que había sido consumida por las llamas, se alza nuevamente como un símbolo de esperanza y renovación.
En una imagen que recorre las redes sociales, se puede ver a un equipo de carpinteros, enfundados en sus cascos de obra, saludando desde lo alto de la estructura recién reconstruida. Es un tributo al esfuerzo conjunto y la habilidad artesanal que ha sido fundamental en este proceso de reconstrucción.
Pero la restauración va más allá de la estructura básica. La aguja, meticulosamente recreada siguiendo los diseños del arquitecto del siglo XIX Viollet Le Duc, está casi lista para ser instalada. Se espera que sea un hito visible desde lejos, un faro de esperanza y resiliencia cuando París sea el anfitrión de los Juegos Olímpicos de 2024.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, ha anunciado la formación de un comité artístico encargado de seleccionar artistas y maestros vidrieros para diseñar vitrales contemporáneos que adornarán algunas capillas de la catedral. Esta inclusión de elementos modernos en la restauración, solicitada por el presidente francés Emmanuel Macron, añadirá un toque de innovación a la belleza centenaria de Notre Dame.
La fecha de reapertura está marcada para el 8 de diciembre, un momento histórico que marca el fin de una fase y el comienzo de una nueva era para este monumento emblemático. Sin embargo, el compromiso con la madera y su preservación continúa; el ayuntamiento de París ha anunciado planes para reestructurar algunas partes de la catedral entre 2025 y 2028, asegurando su legado por generaciones venideras.
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