Por su parte, Almudena García, presidenta de la Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera, ha subrayado el momento histórico que está viviendo la madera en el siglo XXI. «Tenemos una oportunidad única para hacer un buen trabajo y ofrecer un producto sostenible. España está preparada porque posee un entorno y un ciclo completo para un buen suministro», afirma García.

«Los datos demuestran que cada vez producimos más madera en España gracias a la silvicultura. También tenemos una industria muy competente. Aquí el mueble de madera o los tableros son elementos muy importantes de la cadena de valor. Además, desde AEIM hemos estado encima de las certificaciones para que el comercio esté profesionalizado y preparado para dar un servicio completo», apostilla.

Respecto a la situacion en Europa, García destaca que ya hay países que están incluso legislando para apoyar la construcción de madera. «Es el caso de Francia, que aprobó recientemente una ley donde obligan a que las viviendas de nueva construcción tengan un mínimo de 30% de madera», reconoce.

Sin embargo, aunque la profesionalización del sector y la aprobación de leyes son dos factores relevantes para el desarrollo de la industria maderera en España, para la presidenta de AEIM, el gran reto es la concienciación social.

«La gente no entiende que consumir aquello que nos producen los bosques es mucho más ecológico que conservarlos. Hay que mirar a la argicultura: nadie duda de que un agricultor cuida de su campo o de que recolecta cuando debe. Sin embargo, en nuestro sector somos cuestionados por personas que no tienen ningún tipo de formación adecuada. Se cuestiona a veces el criterio de los ingenieros forestales«, lamenta.

«El mensaje no es plantar árboles para poder seguir contaminando con otras actividades. El objetivo es cambiar los hábitos hacia un consumo de productos sostenibles. Tenemos superávit forestal en España, con árboles fuera de su ciclo de vida porque en su momento no se cosecharon. No hay que salvar a los árboles, es absurdo», añade.

En esta misma línea, Marta Tramullas, directora de innovación del GRUPO ALVIC, reconoce la falta de conocimiento sobre nuestras decisiones de consumo. «Tenemos que conectar con el ser humano porque sostenibilidad es protección, es cuidar las cosas. El cuidado del planeta hay que llevarlo hasta la decisión de compra a diario. Ahora, hay un compromiso empresarial por hacer las cosas bien y lo que hay que hacer es explicarle al público que existe ese compromiso medioambiental. La sociedad está preparada para entender ese plus de coste a cambio de esa intención por proteger la Tierra», comenta.

Un buen ejemplo de integración de sostenibilidad en la empresa es Muebles LUFE (Local, Universal, Funcional y Ecológico). Su fundador, Enrique Arrillaga, lo explicaba así:»Nosotros somos honestos y qué mejor material que la madera certificada. Tratamos de enseñar la riqueza que supone adquirir un producto de madera. Creemos que las particularidades del pino son un valor que intentamos enseñar a los clientes. Es tarea nuestro propiciar esa labor didáctica con la sociedad».

La intervención de Núria Moliner, arquitecta y presentadora del programa de RTVE Escala humana, ha servido para mostrar con detalle la metamorfosis que atraviesa la construcción.

El caso personal de la divulgadora sirve como muestra del cambio que ya se está produciendo. «Cuando acabé la carrera de arquitectura, miré a mi alrededor y no me gustaba lo que veía. Por eso decidí no construir de cualquier manera. Quería participar del cambio a través de la comunicación. Formo parte de una generación que chocó de frente con la burbuja inmobiliaria y eso nos hizo parar a pensar, reinventarnos y sentirnos coherentes con el momento: aprender de los errores del pasado y desarrollar una profesión más justa y respetuosa basada en la ética medioambiental. Bajo estas premisas empezó el programa Escala Humana», cuenta.

En cuanto a los datos y las cifras, Moliner se muestra tajante: «En España, el sector de la construcción genera 45 millones de toneladas de residuos cada año. Es prácticamente 1 millón por persona. Hay que preguntar cómo serán las ruinas de la arquitectura contemporánea. En materia de contaminación, el sector del urbanismo y la construcción tiene una gran responsabilidad puesto que viviendas y edificios causan el 56% de la polución atmosférica. El interior de los edificios está 5 veces más contaminado que el exterior debido a las emisiones tóxicas de los acabados sintéticos».

La alternativa a estos problemas es la bioconstrucción, una tendencia al alza en España. «Un buen ejemplo es el edificio de La Borda, en Barcelona. Son viviendas cooperativas, modulares, flexibles y abiertas a la libertad de las usuarias para que puedan adaptar a su medida. Otro caso representativo es Entrepatios – Las Carolinas, que acaba de finalizar su construcción y donde han aplicado el ecómetro, una herramienta digital para valorar la huella ecológica y la salud de los espacios construidos», anuncia.

«Estamos inmersos en una situación de emergencia climática. La sostenibilidad ya no es un valor añadido sino que es la base obligatoria a partir de la cual desarrollar cualquier proyecto. Y es que si el hormigón fuera un territorio, sería el tercero en emisiones de carbono. La mejor alternativa es construir con estructuras de madera», concluye Moliner.

En el evento, también ha intervenido Marta Labrador, diseñadora en Artemade & Gemar, a través de un vídeo en el que ha revelado los detalles de la fabricación de una escultura de madera sostenible muy versátil. «El uso de madera reciclada es fundamental para nuestra empresa. Nosotros invertimos el sentido sin alterar el producto. ¿Cómo? Hemos rescatado residuos de madera maciza, sobrantes de otros trabajos o que no tenían ninguna función. Le hemos hecho un tratamiento a la pieza para trabajarla como si se tratase de un tronco en sí mismo. Y el resultado de calidad es óptimo«, relata Labrador.